Aislamiento social y proceso de supervivencia

Se estima que 2.3 millones de personas en España, viven en condiciones de hacinamiento o viviendas de reducido tamaño. Mientras que en España, el próximo domingo 26 de abril, los niños podrán empezar a  salir a la calle bajo estrictas condiciones, nuestros vecinos europeos han desplegado un plan completamente distinto para salir del confinamiento. Algunos ejemplos, en Austria, el 14 de abril abrieron los comercios de menos de 400 metros cuadrados, en Dinamarca, los niños ya van al colegio y los comercios han reabierto, en Suecia, nunca, repito, nunca, cerraron las escuelas y en Alemania el pasado lunes abrieron los comercio de hasta 800 metros cuadrados.

Mi proceso de asimilación de todo lo que ha ocurrido puede diferenciarse en dos fases: una primera en relación al ámbito sanitario (letalidad del virus, posible colapso del sistema sanitario) en la que durante las primeras 2-4 semanas comprendí perfectamente las decisiones del gobierno y una segunda fase, en la he entrado hace 1 semana larga, de no comprensión sobre las intenciones reales que se persiguen. Me explico. ¿Estamos en un estado de alarma, de excepción o de sitio?. Esto debe aclararse. Hay un debate real en este momento sobre la legalidad de lo que está pasando. Y digo debe aclararse para que sepamos realmente las reglas de juego con las contamos. Jamás llegué a pensar que dudaría por un mínimo instante sobre un asunto de tal calibre. La Ley “Mordaza” del PP del año 2014, que recuerdo perfectamente lo que me preocupó, es un juego de niños comparado con la situación actual.

El aislamiento social agudo provoca en el cerebro mecanismos parecidos a los de pasar hambre. Pasar hambre no en el sentido de necesito comer algo. Pasar hambre, de no tener acceso a la comida. La interacción social es una necesidad humana básica, fundamental. Y si se nos priva de ella durante un largo periodo de tiempo, alguien está decidiendo que una cuestión básica de la salud de las personas, no pueda satisfacerse.

No digo ya nada de las personas mayores que hemos dejado aisladas en sus pisos y les dejamos la cesta de la compra en la puerta. Sentirse solo se encuentra entre los factores de riesgo más sólidos conocidos para la mala salud y la mortalidad aceleradaDesde una perspectiva evolutiva, el aislamiento social amenaza la supervivencia; La soledad evolucionó para motivar comportamientos de conexión social, sin embargo, este estado amenazado también desencadena sesgos sociales negativos y comportamientos antagónicos que refuerzan la soledad y el aislamiento social. Por lo tanto, para reducir efectivamente el riesgo social, se deben abordar tanto la experiencia subjetiva de la soledad como los comportamientos objetivos de interacción social.

La conexión social es una necesidad psicológica básica. Y este momento, este derecho, está restringido. Lo que es peor, sin una planificación de apertura, o una desescalada planificada. Mientras escribo, la República Checa, desde hoy 24 de abril, levanta todas las medidas hasta el punto de poder viajar al extranjero. En España, 41 días encerrados.

 

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