Es complicado escribir en estos tiempos algo con cierta coherencia y objetividad, bien en el blog, redes sociales, sin caer en la frustración o en la frivolidad. Es fácil, incluso tentador, expresar nuestra opinión más rabiosa en forma de repulsa en la gestión política ante la situación actual que vivimos (Twitter y Whatsapp), o si me lo permiten, mostrar nuestro aspecto y estilo de vida, no sin antes procesarlo por varios filtros hasta dar a conocer a los demás, lo bien que nos organizamos (Instagram).
Entre otros factores, son los motivos por el que en el último mes me he alejado de las redes sociales.
Hoy ha sucedido algo sin precedentes en un estado de derecho. Han saltado todas las alarmas. El gobierno de España, PSOE-Podemos, ha decidido, tras varias semanas en la que los niños no pueden salir a la calle, que no podrán seguir haciéndolo. No nos engañemos, ¿algún padre está pensando en llevar al niño al supermercado?.. pero si es el único sitio al que no debería poder entrar… Han logrado algo inédito, no he visto una sola opinión en la prensa a favor de esta medida, de ningún medio. El País, El Mundo, ABC,…
Tengo varias preguntas. ¿Bajo que criterio se ha tomado esta decisión?, ¿quién ha decidido que los niños no pueden salir a la calle?, ¿Por qué no sale a explicarlo en una rueda de prensa?
Los niños con un colectivo con unas necesidades especiales. Son una esponja. Lo absorben todo. Los niños no sólo se alimentan del cariño de sus padres. Piense en su infancia. ¿Qué le hizo feliz?, ¿qué anécdotas quedaron grabadas a fuego?, ¿estamos ofreciendo a nuestros hijos un espacio en el que desarrollarse, relacionarse, que permita tal libertad?. Si antes del Covid-19 ya era crítico ante lo que veía, ahora, imagínese.
John Broadus Watson, nació en Nueva York en 1878. Fue el fundador de la escuela conductista. Fue uno de los psicólogos más importantes del siglo XX. Es conocido que su infancia no fue sencilla. Su madre, Emma Watson, educó a John bajo un estricto control. Tanto que le dejó una profunda huella. Con el paso de los años, Watson contrajo matrimonio con Rosalie Rayner, y tuvieron 2 hijos William (1921) y James (1924), que criaron al igual que hicieron con él, con el principio de conductismo. Esto significa que los pequeños fueron criados sin ningún gesto de cariño, tratados como adultos desde el primer momento. “El amor materno es un instrumento peligroso“, decía en su libro The Psychological Care of Infant and Child. Los dos hijos intentaron suicidarse, y William, logró hacerlo.
Los niños no son conejillos de indias sobre los que debamos experimentar. Necesitan del amor en casa, pero también de otras cuestiones fundamentales, imprescindibles, para garantizar un desarrollo completo, cognitivo, físico…
El gobierno con estas medidas incumple recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Los niños no deben salir a pasear, deben hacer ejercicio, diario. Y si como padres no permitimos recrear las condiciones necesarias para esto se cumpla, estamos jugando a ser los Watson del siglo XXI.
China no es nuestro espejo. Para nada. China está en las antípodas de lo que debe ser algo en lo que fijarnos. Eso incluye las medidas del tipo que sean. Quiero pensar que no soy el único que cuando ve la normalidad con la que los países de la UE (los que sean, todos) han regularizado desde el principio fundamentos básicos para la vida de las personas como es hacer ejercicio, la vida de los niños en el aire libre….piensa, ¿qué pasa en España?. ¿Qué ocurre que tenemos una situación de tanta excepcionalidad? Algo se me escapa. No se engañe. Somos el único país de la UE que en todo su territorio, ha impedido que los niños salgan a la calle y los adultos puedan hacer ejercicio. Y en los datos de contagio, fallecidos, no salimos bien parados.
¿Qué está pasando?.
“No es país para viejos“, novela del 2005 de Cormac McCarthy, fue adaptada al cine, en una extraordinaria película de los hermanos Coen, protagonizada por su sublime Javier Bardem.
Mientras corría esta tarde, desconozco el motivo, he recordado la película y lo que está pasando con los peques en España.
Definitivamente, España no es país para niños.